"Espinosa de Cerrato (Palencia)"

21 junio 2014

LAS HOGUERAS Y ENRAMADAS EN LA NOCHE DE SAN JUAN

La Noche de San Juan es una festividad de origen pagano, no muy antigua, , aunque luego se cristianizó en honor a San Juan el Bautista, fuego-purifica- y agua- bautismo-, una velada cargada de simbolismos y de magia, en la que se suelen encender hogueras o fuegos, ligada con las celebraciones en la que se festejaba la llegada del solsticio de verano, pese a que éste es el 21 de junio, en el hemisferio norte, cuyo rito principal consiste en encender una hoguera. Solsticio deriva de las palabras del idioma latin sol (sol) y sistere (permanecer quieto).

El solsticio de verano ocurre durante el verano del hemisferio. Es el solsticio boreal en el Hemisferio norte y el solsticio austral en el hemisferio sur. Dependiendo del cambio del calendario, el solsticio de verano se produce en un tiempo de entre el 20 y 23 de diciembre de cada año en el hemisferio sur y entre el 20 de junio y 22 de junio en el hemisferio norte.



Cuando en un polo geográfico, el sol alcanza su mayor altitud, momento del solsticio, puede ser mediodía solo en la longitud que mira al sur desde el polo. Para otras longitudes, no es mediodía. Mediodía no ha llegado o ya pasó. De aquí que la noción de solsticio es útil. El término coloquialmente más usado es pleno verano para referirse a cuando ocurre el solsticio. El día del solsticio de verano tiene el mayor período de luz del día - excepto en las regiones polares, donde la luz del día es continua, desde unos pocos días a seis meses en torno al solsticio de verano. . La finalidad de este rito era "dar más fuerza al sol", que a partir de esos días, iba haciéndose más "débil" (los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno). Simbólicamente el fuego también tiene una función "purificadora" en las personas que lo contemplaban.

Y este es el significado con el que las hogueras se encendían en nuestro pueblo de Espinosa de Cerrato y aunque ya hace muchos años que se perdió esta tradición, aún queda en el recuerdo de muchos de nosotros el encanto y la magia de esta noche de San Juan.

Se encendían unas cuantas hogueras en el pueblo: yo la que más recuerdo era la que se hacía en la Placetuela, pero por la sencilla razón de que vivía allí. Otras se encendían en el Campillo, en la Fragua, en el Barrio de Abajo, cerca de la casa de Vitorina. Y seguro que habría alguna más por el pueblo.


De lo que más me acuerdo, que era yo pequeño y ya hace muchos años, es de las cuadrillas de jóvenes que iban de una hoguera a otra. Esas sí que eran cuadrillas, de veinte o veintitantos jóvenes. Y no una ni dos sino unas cuantas cuadrillas. A mí, y a otros chiquillos de mi edad, ocho o nueve años, nos daba envidia ver cómo se lo pasaban de bien y como que hasta nos queríamos hacer pronto mayores para pasárnoslo como ellos.

Y así, de hoguera en hoguera, iba pasando la noche y cuando ya éstas se iban apagando, los jóvenes, las cuadrillas, se preparaban para la siguiente empresa: preparar las enramadas que esa noche pondrían en los balcones de las novias, de las jóvenes del pueblo y de alguna no tan joven.

Pues a la Vega, a cortar ramas de los chopos u otros árboles. Todos participaban con el mismo interés, pero es evidente que aquellos que tenían amoríos especiales se cuidaban de enramar la casa de su prometida o de la que esperaban un gesto de promesa.. Cuando no había enamoramiento, bueno digamos noviazgo, aunque las ramas no fueran tan verdes y tan abundantes también se la daba de paso. También ponían alguna seca, dicen que para las que ya eran un poco mayorcitas y se las estaba pasando el arroz.


Yo como que me quiero acordar de algo que poco más o menos decía:

"En tu puerta planté un pino,
en tu ventana un cerezo 
por cada guinda un abrazo, 
por cada cereza un beso."

Y a aquellos jóvenes que no tenían novia, que no se sentían enamorados les daba igual el ir a poner la enramada a una u a otra joven. Incluso cuentan las malas lenguas que algunos jóvenes, tantos desengaños amorosos habían sufrido, que cuando ponían las enramadas, se les oía cantar a media voz:

"En tu puerta me cagué 
Pensando que me querías, 
 pero como no me quieres, 
coge la mierda que es mía."

Esto último como que no me lo creo mucho, yo por lo menos no lo he oído. Bueno podría darse el caso de que alguien a mi lado la cantase pero lo hiciera tan bajito que yo no lo podía oír.

Colocadas las enramadas en un ambiente festivo y pasándolo fenomenal, lo siguiente era la chocolatada, que cada cuadrilla preparaba por su cuenta.

De todo lo escrito anteriormente, esto último es lo único que pervive en nuestros días, el chocolate, que puntualmente, todos los años y por diversas cuadrillas, ahora más de personas mayores, se prepara en el pueblo en la mañana de San Juan.

Así lo recuerdo y, como dicen por ahí, así os lo he contado. Seguro estoy que muchos de vosotros os acordaréis de más cosas. Nos encantaría que las escribierais y las incorporaríamos a lo ya escrito.

De cualquier manera es una pena que estas costumbres, las hogueras, las enramadas hayan pasado a mejor vida. A finales del verano, finales de Septiembre u Octubre, tenían lugar otra tanda de hogueras, quizás más numerosas que las de Junio, pero con un significado completamente distinto, pero esto ya sería y que sería objeto de un nuevo escrito.

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