"Espinosa de Cerrato (Palencia)"

19 febrero 2015

EL HABLA EN EL CERRATO PALENTINO

En el Apartado Curiosidades, de nuestra página de Espinosa, pusimos un pequeño estudio sobre Las Palabras en desuso en Espinosa de Cerrato y en general en toda esta comarca y cómo la mayoría de las palabras típicas de Espinosa no se encuentran incluidas en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE)

Por el interés que tiene el estudio efectuado por don Joaquín Galán, de Villaviudas, “EL HABLA DEL CERRATO PALENTINO” le insertamos a continuación:

La colección de voces, aquí ofrecidas, constituyen un corpus lexical que es familiar no sólo para los naturales de Villaviudas (Patencia), sino para las poblaciones del Cerrato, en general.

I

Muchas bocas han hablado el castellano desde que en el siglo X un monje de San Miguel de la Cogolla anotara una oración a Dios en un códice latino. ("Glosas Emilianenses".) Era el primer balbuceo —hoy por nosotros conocido— del español, que no del castellano todavía, dado el cúmulo de rasgos dialectales bien localizables. ( )


La incorporación definitiva de Hispania a la cultura grecolatina había empezado en el siglo III a. C., exactamente en el año 218 con el desembarco de los Escipiones en Ampurias.

La civilización romana impuso, enseguida, la lengua latina, mientras las hablas indígenas de Hispania se refugiaban en la conversación familiar.

A su vez, cabe recordar que fue intenso el influjo cultural de la Magna Grecia —las ciudades griegas del Sur de Italia— sobre Roma. Con lo que el latín recogió nuevos helenismos, no sin antes sufrir las pertinentes adaptaciones fonéticas. (Así, v.g. minza daría minta, de donde viene menta.)

Con Vespasiano (s. I. d. C.) se llega a la unificación jurídica del Imperio con las provincias hispanas. A su vez, el Cristianismo contribuiría a la latinización; etc.

Pero, a partir del siglo III surgen síntomas de descomposición del Imperio que, sumados a la posterior invasión germánica del siglo V, contribuirían a acelerar el declive del latín como lengua literaria. ("Bajo latín", de la Edad Media.)
[1]           ALONSO DAMASO “ El primer vagido de nuestra lengua” , en De los siglos oscuros al de oro, Gredos, Madrid, 1971
Hacia el siglo V, roto el Imperio, se resquebraja la unidad lingüística del latín.

En todo caso, la romanización de Castilla fue tardía y nunca llegó a alcanzar el florecimiento y la raigambre de otras zonas de Hispania. Su ubicación geográfica la convirtió en un cruce de hablas peninsulares.

II

Es conocida la fragmentación política que, consecuentemente a la invasión musulmana —711 —, propició el desarrollo de las diversas lenguas romances peninsulares ( ) El predominio del castellano (uno de los dialectos) como lengua general sería simplemente el resultado de una "koiné" entre variantes locales, de madurez interna y absorción de otras hablas, así como del diferente tratamiento de los fonemas y grupos consonánticos. A este respecto, parece unánimemente admitido que el castellano es un "complejo dialectal" ( ). Castilla pasó de ser una suma de condados dependientes de León a lograr la supremacía en la España cristiana. Entretanto, Castilla —representada por Fernán González y, más tarde, por Sancho II y el Cid— se desembaraza de la obediencia a las leyes visigodas del Fuero Juzgo y es proclive a celebrar las gestas épicas de sus condes y guerreros. R. Lapesa ha escrito: "Castilla, levantisca y ambiciosa en su política, revolucionaria en el derecho, heroica en su epopeya, fue la región más innovadora en el lenguaje. Y así como su prodigiosa vitalidad le destinaba a ser el eje de las empresas nacionales, su dialecto había de erigirse en lengua de toda la comunidad hispánica" ( ). Y, más adelante, agrega que en todas las regiones, a excepción de Castilla, persistió la unidad lingüística, tal como existía desde la invasión musulmana ( ).

Puede suponerse que tal proceso de transformación dialectal en el castellano como lengua común tiene lugar entre los siglos XI y XIII. Su establecimiento oficial como lengua del reino no implicaba otra cosa que reconocer un hecho consumado: su preponderancia. La posterior plasmación de una norma común, entendida como modelo idiomàtico, pudo muy bien ser de temprana aceptación en las tierras de Falencia, pues "desde el siglo X, Burgos desempeñaba una función niveladora que penetra por Oriente hasta la Rioja y por el oeste hacia Tierra de Campos. En este proceso de nivelación se eliminan diferencias dialectales y se incorporan innovaciones locales que sufren un impulso propagador, generalizándose" ( ).
[2]           MENENDEZ PIDAL, R. Orígenes del Español, Espasa Calpe, Madrid 1964.
[3]           GARCIA DE DIEGO, V: El castellano como complejo Dialectal.
[4]           LAPESA, R: Historia de la lengua española, Gredos, Madrid, 1981.
[5]           Ob. Cit. Pág. 177
[6]           BUSTOS (de) TOVAR: A propósito del milenario de nuestra lengua, 
III

Lengua viva, (por tanto, capaz de reacciones fonéticas, de aceptar préstamos, evolucionar sintácticamente, etc.) el castellano es un cuerpo en constante evolución e insuflado de vida por la misma comunidad de háblantes. Esta es una constatación paciente, ejercida durante muchos años sobre el habla de Villaviudas. Las diferencias lingüísticas o modulaciones comarcales no tienen por qué ser sacrificadas so pretexto de que podría conspirar contra la unidad. En todo caso los límites del mundo para cada uno están en relación con los límites del lenguaje ( ).

Es sabido que el habla cotidiana revitaliza la literatura escrita y que ésta, a su vez, gravita sobre la conversación culta. De modo plástico, ha escrito Vendryes: "La lengua escrita es la capa de hielo formada sobre el río; el agua que continúa corriendo bajo el hielo que la oprime es la lengua popular y natural. El frío que produce el hielo y que querría retener el río, es el esfuerzo de los gramáticos y pedagogos". ("El lenguaje", México, 1958, p. 292).

Sin desdoro del esfuerzo codificador de la Real Academia, hay que decir que la conciencia lingüística de los hablantes (en virtud de la cual repudian o crean particularismos locales o neologismos desaforados) ha de ser alentada para que no se extinga su identidad.

En definitiva, el lenguaje —como ya dijera Guillermo Humbold— no es un Werk (Ergon), sino Tätigkeit (Energía), obra no conclusa, sino en proceso dinámico; lo que en terminología del "Curso de lingüística general", de F. Sausserre, equivale a decir que el lenguaje es esencialmente habla, no lenguaje; uso, no sistema adquirido. Mediante el habla puede evolucionar la lengua.

Bajo el sentido anteriormente mencionado se acogen estas notas sobre el habla de Villaviudas (y pueblos limítrofes cerrateños). Con nuestro trabajo creemos contribuir al conocimiento de nuestra tierra: en el ser de nuestra lengua, en su devenir, alienta lo más noble de nuestra identidad.

IV

Deseo, finalmente, hacer constar que voces que, en principio, creí propias de Villaviudas y comarca, fueron más tarde desechadas por haber corroborado su presencia en el Diccionario de la Real Academia o en el "Diccionario de uso español" de María Moliner o en el de Joan Corominas o en la "Enciclopedia del Idioma", de Martín Alonso. Sólo, en casos excepcionales me he decidido a mantener tales palabras en el "corpus" general a causa de la especial relevancia en el habla o por no estar registradas en la acepción local.
Pospongo (por no ser ésta la ocasión) la pesquisa del étimo originario de cada término, con su peculiar evolución fonética. Asimismo renuncio por ahora a una escrupulosa transcripción fonética, a tenor de las directrices de la "Revista de Filología" y de "Manual de pronunciación española" de T. Navarro Tomás, de las formas lexicales aquí compiladas.
 [7] WITTGENSTEIN, Tractatus ligicus-philosóphicus, Slianza Universidad, Madrid 1980

1.- RASGOS FONETICOS MAS SOBRESALIENTES

Los hablantes del Cerrato (y pueblos limítrofes) emplean —como es obvio— el castellano en su sistema normal de comunicación.

No obstante, hay que tener en cuenta algunas particularidades fonéticas. Aventuramos aquí un pequeño estudio de los sonidos del habla a partir de un muestrario de morfemas. Verificar tales cambios fonéticos en su concreta dimensión espacial, referidos a un uso interclasista y, por fin, vigentes en el trato coloquial es una tarea, más que árdua, paciente a la que modestamente hemos contribuido... ¿será necesario decir que el habla (a la que alude el rótulo del presente trabajo) no ha de entenderse en el sentido de "enclave lingüístico", sino de peculiaridades comarcales léxico-fonéticas?

En este habla la entonación ascendente con final algo brusco perdura con reconocida homogeneidad.

Es frecuente encontrarse con:

Metátesis, por alteración del orden de letras de un vocablo: pretil = petril, plepa = pepla, predicar = pedricar. En este caso, asistimos a una metátesis de contacto (Kontaktversetzung), pues los sonidos que inter-cambian su lugar están contiguos.

Aféresis, generalmente motivada por la vecindad de un sonido afín en la cadena hablada. Esta tendencia a hacer del grupo fónico un grupo monosilábico se consuma con más facilidad en vocales inacentuadas o iguales o si proceden del enlace de palabras distintas. V.g. a+a = a; la azada = zada.

Epéntesis, unas veces por presión analógica, pero, otras, caprichosamente: suelo = suelgo, chingar = cinglar, golosón = golostrón.

Prótesis, generalmente ante —r inicial: arrodear, arradio. En este metaplasmo se incluiría viciosamente un elemento no etimológico por principio.

Aglutinación fonética, cuya resultante tiene entidad como palabra única: a escape = ascape, o bien formando una frase invariable: para el pelo = pal pelo.

Vocales:

A: en posición inicial cambia, a veces, en 0. V.g. olmada = almohada.

Se dan casos de desaparición en posición postónica: Aguarte = Aguárdate.

0: cambia en U por alternancia en la serie vocálica posterior: Muhina = Mohína, coscurrón = coscorrón.

En final de palabra se transforma en "ao" para dar énfasis de aumento: Platao = plato.

I: Subsistencia de la /—i/ epéntica: grancias por granzas.

U: En diptongo como "e" se cambia en "o" por tendencia asimilatoria: Conco = cuenco.

Hiato, subyace una tendencia natural a la supresión del hiato semivocalizando el elemento más cerrado: —a+o =au; enterau entera(d)o, cerrau = cerra(d)o, pasmau = pasma(d)o.

Consonantes:

Iniciales:

D: Cuando va seguida de "es" desaparece regularmente bajo la influen-cia del prefijo: estrozar = destrozar, eslizar = deslizar.

B: Interiores sonoras:

G: Alterna con el fonema oral bilabial: abujero = agujero. (Explicable por equivalencia acústica.)

D: Se pierde en la terminación "ado", desapareciendo a continuación el hiato; terminado = Terminado = terminau. Piérdese también en: adelante = alante, puede = pué.

R: Desaparece en vocables sometidos a un continuo desgaste. Para — pa, mira — miá, parece = paice.

Son rasgos habituales del castellano del cerrato:

La asibilación de la /—d/ implosiva en (0) (saluz, atauz). —tonacidad del posesivo antepuesto al nombre, (mí arado, tú hijo.) —extensión del uso del condicional /—ría/ en vez del subjuntivo /—ra/, tanto en oraciones optativas temporales como hipotéticas, etc. Por lo que se refiere a leísmos, laísmos, loísmos hay autores —como Lapesa, ob. cit. p. 472— que relegan esta cuestión a "episodios representativos de la inseguridad general castellana".

II. ALGUNAS VARIANTES (ARCAISMOS, INCORRECCIONES) EN EL LENGUAJE COLOQUIAL DE VILLAVIUDAS 

Nos referimos, como es obvio, al tipo de vocablos que se usan habitualmente en el trato cotidiano. Son integrantes de expresiones singulares, llenas de frescura y espontaneidad que el tiempo ha ido arraigando.
No es infrecuente que en un pueblo, junto al mayoritario acervo de voces correctas, menudeen en su expresión cotidiana otras que o bien son anticuadas o de ámbito restringido o trátase, finalmente, de términos considerados incorrectos. En todo caso, conocer con propiedad el sentido de esas palabras es facilitar los cauces de comunicación con los demás.
El mundo de los campesinos del Cerrato suministra un copioso caudal de palabras, de rico abolengo, si bien teñidas de perfiles comarcales, y que hoy se hallan en vías de olvido, por un lado, y de creciente interés para gentes cultas y escritores, por otro. Decididamente: dignas de recopilarse.
Recurriendo a estos vocablos el hablante de esta comarca intensifica muchas veces una expresión e impregna el habla de afectividad o de mayor inmediatez comunicativa. Pueden citarse:
—Ahivá: Expresión que indica sorpresa o perplejidad.
—Andé por "anduve". (A causa de la propensión a restringir irregularida¬des verbales.) —Antier: apócope de "anteayer".
—Arredundar: rendir la labor; segar de prisa, por ejemplo. — Cagalitas: cagarrutas, excremento de oveja, cabra, conejo, etc. —Cocretas por croquetas.
—Coto: individuo de padres desconocidos y procedente de la Inclusa. —Cernada: ceniza del hogar.
Metátesis de "cendrada". —Cochinera por cochiquera, pocilga. —Curda: bochachera.
—Chátara: especie de sandalia de cuero, atada al tobillo con cordón del mismo material. —Chinchón: por chichón. —Deseguida: enseguida.
—Dijistes por dijiste. (Y así, otros verbos en igual tiempo, por extensión al perfecto de la desidencia /—s/ propia de la persona tú.) Otras veces, se despoja el vocablo de diptongos: v.g. apretó, fregó.
—Dijon por dijeron. (Igualmente estuvon, hizon, tuvon, etc.) —Diquiá por "de aquí a". Hasta. —Dormiendo por durmiendo.
—Divertais por divirtáis.
—En sin: por "sin". Dícese, por ej. "en sin ropa", anteponiendo viciosa¬mente la preposición "en" para reforzar el sentido de la expresión. —Hijones por hinojos.
—Esparajismos: Gesto de extrañeza o de rechazo. Aspavientos. —Jerigito: chicharrones.
—Ligaterna: por lagartija. (Registrada en el "Diccionario de uso del español", de María Moliner.) —Palancana por palangana.
—Pierde por pérdida. "No tiene pierde ese camino". —Puisas por pavesas. —Sentaros por sentaos. — Voltineta por voltereta.

III CORPUS LEXICAL

Todas las palabras que componen el "corpus lexical" presentan un interés lingüístico determinado; por él dilucidaremos en qué acepción un lexema pasa o no a formar parte del vocabulario usual. Unas han tenido una evolución a partir de las voces admitidas por la Real Academia; otras ofrecen la peculiaridad de admitir nuevo matiz significativo y no faltan las que han sido seleccionadas por presentar algún rasgo fonético muy acusado en el habla vulgar.
Tal vez no sea ocioso recordar que hay palabras, (hoy de vigente circulación), a las que no cabe suponer origen etimológico, ni en el latín ni en lengua conocida. R. Lapesa sospecha cierto parentesco ibérico, mediterráneo o acaso ilirio-ligur para palabras como "barranco" y "carraca"; origen celta para "álamo", "barro", "amelga", "colmena", "tarugo", etc, ( ).
Cada una de las palabras se regulan por el siguiente sistema:
Escritura ortográfica con mayúscula, quedándose la palabra enmarcada en su correspondiente orden alfabético.
Clase gramatical a la que pertenece la voz con su significado entrecomillado.
Conotación en el Diccionario de la Real Academia (DRAE). A este respecto, mientras no se indique lo contrario, los vocablos aquí seleccionados se supondrán nó registrados en DRAE, aunque puedan figurar en otros.
Constatación, en caso positivo, de las palabras en el "Vocabulario Medieval Castellano", dé J. Cejador y Frauca.
[8] LAPESA, R: Historia de la lengua española, Gredos, Madrid, 1981.
A

Abulto: Locución adverbial. "Sin conocimiento ni tino".
Aburar: V. Recalentarse ó quemarse superficialmente algo, sobre todo prendas de vestir.
Acordaderas: Subt. Usase fen plural, comunmente con la copulativa "ni" delante y el verbo tener con negación. "No tener ni..." Sinón. de recuerdo. Ajuntar: (a alguien). Tenerle por amigo.
Ajustarse: Acordar un sueldo por un trabajo determinado.
Al corro: Forma adverbial. Alusión a un juego infantil. Registrado sólo el substantivo en DRAE.
Amogarse: V. intransitivo. Criar flora y moho.
Andancio: Epidemia.
Andorga: Subt. fem. Estómago (del árabe unduga o "bajo vientre"). Registrado en DRAE.
Arbolario/a: Adj. De opinión demasiado variable.
Argollar/se: V. intrans. Inclinarse, deslizarse de un lado a otro. Registrado en el "Diccionario de uso del español", 1970, t. I. de María Moliner.
Amero: Subst. mase. Criba de piel. Registrado en la "Enciclopedia del Idioma", Madrid, 1958, t. I. de Martín Alonso.
Arparse: V. trans. e intrans. Reventar/se. Estallar/se. Registrado como verbo transitivo en DRAE.
Atrafullar/se: V. trans. e intrans. Hacer algo a la ligera. Apresurar una labor dejándola a medio hacer, o mal.
A tocateja: Locuc. adverbial. De golpe. De manera inmediata y total.

B

Bobalán: Adj. calif. Tonto. Con sentido familiar, no ofensivo.
Bochaca: Subst. fem. Agujero en una pared.

C

Cabo de año: Expresión subst. "Misa de aniversario". Registrado en DRAE.
Calcuezo: Adj. calif. Lento de movimiento. Perezoso.
Calducho: Subst. mase. Caldo ligero, sin tropiezos de carne. Registrado en DRAE. Existe un dicho: "Donde hay calducho no entra pan mucho".
Camoto: Adj. calif. Duro. Terco. Aburrado. Registrado como camota (cabeza) en DRAE.
Campuzo: Subst. mase. "Hombre demasiado pegado al terruño".
Capillo: Subt. mase. Envoltorio o caparazón de las legumbres. No registrado con esta acepción, sí con otras, en DRAE. En lengua medieval: capiello, de capyello. Capacete.
Cardiñas: Usase en plural. Pasarlas cardiñas. Mal. De mala manera. Probablemente emparentada con el vocablo medieval "cárdeña", piedra cárdena.
Carracuca: Personaje imaginario, término de referencia. "Ser más feo que Carracuca".
Cascar el ajo: Expresión para indicar el tableteo que hace la cigüeña con el pico.
Cataplines: Subst. mase. Usase en plural. "Testículos". Registrado en Martín Alonso, I.
Cenacho: Adj. calif. Usase en masculino. "Persona de poco seso y discreccion.
Cenorio: Adj. calif, "estúpido". Cenutrio: Adj. calif. "Tozudo", "cabezota".
Comparanza: Término arcaico. "Comparación". Registrado en DRAE. Corito: Adj. calif. "En cueros". "Desnudo". Cornitos (de): Locución adverbial. "De bruces". "De cara". Cosca: Adj. calif. "Astuto, falso, solapado".

CH

Chichornear: V. intrans. "Revolver, entrometerse".
Chicornero: Adj. calif. "Entrometido".
Chirla: Sustant. feme. "Almeja pequeña". Registrado en DRAE.
Chivador: Sustant. mase. "Poseedor de chivos". Existe una copla popular que dice: "Chivadores los del Hornillos, capadores los de Isar, buenos los de Palenzuela, turcos los de Cañizar".
Chorro morro: Expresión referida a un juego infantil. No registrado como tal. La apelación entera dice: "Chorro morro, pico tallo, qué..."
Chupa: Subst. femen. "Mojadura grande".
Chupitel: Subst. mase. "Forma alargada del hielo colgando".
Chusquín (al): Expresión adverb. "Sin control". "Por capricho".

D

Dar contiendas: Expresión verbal. "Dar explicaciones". Usase en sentido negativo.
Desdar: V. "Desatar botones". No registrado con esta acepción en DRAE. Sí, en Martín Alonso, t. II.

E

Encodornido: Adj. Dícese de la ropa que después de lavada pierde su color primitivo o se decolora.
Engruñido: Adj. calif. "Persona que no sale de casa" o "excesivamente tapado con ropa".
Entraderas: Subst. Usase en plural. "Entrada". "Lugar de acceso". No recogido en esta forma. Sí, entradero.
Entrepato: Adj. calif. "Persona poco hábil". "Torpe manualmente".
Esburriarse: Y. intrans. "Desintegrarse". "Deshacerse". "Aflojarse lo que estaba atado".
Escarretar: V. intrans. "Tirar al sesgo". "Cortar algo por lo bajo".
Escarrete (al): Forma adverbial. "Al sesgo, oblicuamente". Locución verbal: "Tira, lanza, etc., al escarrete".
Estazar: V. trans. "Cortar". "Despedazar".
Estranquillado: Adj. "Lisiado".
Estribijón: Sust. masculino. "Movimiento espasmódico".
Escullar: V. trans. "Verter las últimas gotas de algún líquido". Surge por desaparición de la —d en escudillar = escullar. (Tal desaparición de la —d es propia en las hablas meridionales de la Península. Vid. Zamora Vicente, A. Dialéctica española, edit. Gredos, 1967, p. 341).

F

Fato: Sust. mase. "Olor intenso y desagradable". Registrado en DRAE.
Fresquera: Sust. fem. "Lugar casero donde se refrigeran los alimentos". Registrado en DRAE.

G

Gallarita: Fruto redondo, no comestible de la encina.

Giñar: V. "Hacer del vientre". Registrado en Martín Alonso, t. II.

I

Igual: Con sentido adverbial. "Acaso". "A lo mejor". V.g. "Igual tenemos que dejar las tierras de barbecho".

J

Jijas: Usase en sentido figurado. "Esmirriado". No recogido con esta acepción.
Juntetas (hacer): Locución adverbial. Usase sin artículo. "Reunirse de modo equívoco y para oscuros intereses".

L

Lampar: V. trans. "Comer con gusto y voracidad". No registrado con esta acepción. Pero María Moliner y, sobre todo, Martín Alonso orientan esta definición en este sentido.
Lámpara-Lamparón: Subst. mase, y femen. respectivamente. "Mancha en un traje". Registrado en DRAE.
Lanchuela: (Con el verbo coger o pillarle a uno la lanchuela). Locución adverbial. "Sorprender in fragranti". "Acabarse el tiempo sin una obra hecha". No registrado con esta acepción.
Leerse: V. reflexivo. "Hacerle a uno escuchar las amonestaciones matri¬moniales".
Lóndigo: Adj. calif. "Goloso", "de gustos exquisitos".

M

Marrotar: V. trans. "Estropear".
Mediantín (al): Expresión adverbial. "A medias".

P

Panerón: Sust. mase. "Panera de grandes dimensiones".
Parletas: Usase en sentido familiar como sustantivo masculino. "Persona de mucho hablar". "Propenso a dichos frivolos". Pendonear: V. intrans. "Callejear". Perantón: Mujer de vida callejera y disipada.
Pompa (en): Expresión adverbial. "De par en par". No registrado con esta acepción.

R

Rebojina: Conjunto de trozos de pan o rebojos.
Rechuz (de): Locución adverb. "De punta'". "Directamente".
Relisto: Adj. "Persona vivaracha".
Relocho (caer) : Locución verbal. "Fulminado". "Muerto". Con el verbo estar: "Atontado o borracho".
Repelea (a la): Locución adverb. "Al barullo". "El lid caótica". "Pelea repetida".
Resquete: Subst. mase. "Olor acre y fuerte".
Retestero: Subst. mase. "Lugar donde da con fuerza el sol". Estar al retestero, o ponerse al retestero, por ejemplo.
Rodancho: Aro de metal que los niños guían con una barita terminada en lengüeta.
Rodea: Subst. femen. "Servilleta de tela para limpieza de cocina".
Ropillón: Subst. mase. "Trozo de tela puesta debajo del cuerpo, generalmente en la cama, sobre todo para infantés y ancianos".

S

Salguero: (Agua de, terreno de). "Aplicable a lugares pantanosos, con aguas sosas".
Somanta: Subst. femen. "Paliza". "Castigo físico".
Surco (en): Expresión adverb. "Al lado de". "Limítrofe". No registrado con esta acepción. Por ej., la tierra de Z está en surco de la de X.

T

Torrero: Subst. mase. "Recipiente de forma redonda y cóncava hecho con lámina fina de madera".
Tener ojo: Expresión verbal. Por "vigilar", "tener cuidado".
Testel: Con función substantiva. "Que estorba". "Obstáculo". "Trasto viejo". Aplícase en singular a personas.
Tojanco: Adj. calif. "Testarudo". "Caprichoso".
Tolón: Forma reductiva de Tolondrón. Función adjetiva. "Aturdido". "Desatinado".
Tragaldabas: Comunmente en sentido familiar. "Persona que come mucho".
Tragantona: Comida desmesurada. Suele connotar vómito consiguiente. En la tradición palentina: merienda/cena del día de la Inmaculada en la que los mozos contribuían al yantar de amigos con una gallina cada uno.

Z

Zaraballo: Subst. mase. "Trozo grande de pan".
Zarpólas: Apelación adjetiva. "Persona zafia, de escasa inteligencia".
Zoqueta: Subst. mase. "Guante de madera con el que los dedos del segador se protegen de la hoz". Registrado en DRAE.

Zorrocotroco: Aplicase a persona pequeña. "De irrelevante figura".
Zorrostrar/se: V. trans. y reflexivo. "Arrastrar/se". "Rozarse".

COLOFÓN

Es obvio que conociendo el lenguaje se conoce mejor el tejido de relaciones sociales que él ha sustentado, y en consecuencia al pueblo hablante. Se impone, pues, el respeto a una herencia lengüística.
Ahora bien, toda lengua gravita en torno a una comunidad (que la ha generado y con la que produce mensajes) y está, asimismo, afincada en un tiempo. Pero además de ser un sistema de comunicación históricamente dado (con carácter inmutable), toda lengua es susceptible de variar en el tiempo y en los hablantes; sometida, pues, a variación. Por otra parte, gracias a los factores contextúales se percibe lo adecuado, o no, de un enunciado en una situación, así como su capacidad de referencia. Este hablar (este uso del lenguaje humano en un ámbito social concreto) fue lo que permitió a D. Hymes sugerir la existencia de una etnografía del hablar, orientada al estudio de la comunicación humana en una comunidad lingüística.
Es sabido que todo lenguaje adolece de ambigüedad —ya.en principio, la relación entre sonido y significación es arbitraria—, pero tal ambigüedad quedará suprimida gracias al ámbito o contexto de la comunicación: en este caso, la propia de la comarca del Cerrato.
Con nuestra pretensión, sin duda modesta —cual es la de recuperar parte de una herencia lingüísticaojalá no se precipite en el olvido el alma de una tierra y la carne de su espíritu.

Una vez más somos, a despecho de nuestra diferencia y de nuestras afinidades, lo que hemos heredado para ser: una lengua, un modo de decirnos.

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